Premios Nobel de Química critican oposición a los alimentos transgénicos


Los ganadores del premio Nobel de química de este año dicen que los temores exagerados sobre los alimentos modificados genéticamente (OGMs), o transgénicos, ponen en riesgo a la sociedad que se beneficia de la tecnología.


La profesora Frances Arnold, de Estados Unidos, y Sir Gregory Winter, de Gran Bretaña, hicieron los comentarios el viernes antes de aceptar el premio el día lunes.

“Hemos estado modificando el mundo biológico a nivel de ADN durante miles de años”, dijo Arnold en una conferencia de prensa, citando ejemplos como las nuevas razas de perros. “De alguna manera, existe este nuevo temor a lo que ya hemos estado haciendo y ese miedo ha limitado nuestra capacidad de proporcionar soluciones reales”.

Arnold argumentó que los cultivos modificados genéticamente podrían hacer que la producción de alimentos sea más sostenible desde el punto de vista ambiental y ayudar a alimentar a la creciente población mundial. Las modificaciones genéticas pueden hacer que los cultivos sean resistentes a la sequía y las enfermedades.

Winter dijo que las regulaciones actuales sobre cultivos GM necesitan ser “flexibilizadas”.

Arnold y Winter obtuvieron el premio Nobel de química de 2018, junto con el científico estadounidense George Smith, por su trabajo en aprovechar y dirigir la evolución para producir nuevas enzimas (proteínas que aceleran reacciones químicas) y anticuerpos. Su trabajo condujo al desarrollo de nuevos combustibles y productos farmacéuticos haciendo uso de los procesos evolutivos de la naturaleza, lo que llevó a avances médicos y ambientales.

Más de 140 Premios Nobel a favor de los cultivos transgénicos

A mediados de 2016 más de 100 Premios Nobel firmaron una carta abierta en la cual defendían el potencial y seguridad de los cultivos GM. Los galardonados señalan que “los organismos reguladores y científicos de todo el mundo han hallado repetida y consistentemente que los cultivos y alimentos mejorados mediante la biotecnología son tan seguros, si es que no más seguros, que los derivados de cualquier otro método de producción. Nunca ha habido un solo caso confirmado de un resultado negativo en la salud de los seres humanos o animales derivado de su consumo. Sus impactos ambientales han demostrado repetidamente ser menos perjudicial para el medio ambiente y una gran ayuda para la biodiversidad global“.

Además, en el documento condenan la oposición y boicot de Greenpeace al arroz dorado, un cultivo genéticamente modificado con altos niveles de pro-vitamina A que podría reducir miles de casos de ceguera infantil y muerte en menores de 5 años en el mundo en desarrollo. Con la dura pregunta “¿Cuántas personas pobres en el mundo debe morir antes de considerar esto como un ‘crimen contra la humanidad’?” enfatizan en la carta respecto a la oposición a esta herramienta con fines humanitarios.

En la actualidad la carta es apoyada y firmada por más de 140 Premios Nobel y es de esperar que los nuevos Nobel de química del año 2018 se sumen al listado. Mientras tanto, el Nobel de Medicina de 1993, Richard Roberts, ha sido el mayor defensor público de esta tecnología, con polémicas declaraciones como “Me parece criminal que se siga diciendo que los transgénicos son peligrosos”.

“Son totalmente seguros. Si miráis lo que las asociaciones científicas profesionales dicen, y esto es solo el principio, todos señalan que no hay ninguna razón para preocuparse por los transgénicos: el método es más seguro, quizás, que los tradicionales para mejorar los cultivos” afirmó Roberts sobre estos cultivos durante el Congreso Internacional del Hambre en 2017.

“En el primer mundo no necesitamos los transgénicos, pero en los países pobres hay niños que no tienen alimentos para comer. Sentarnos en el mundo desarrollado y decir al mundo en vías de desarrollo que no podemos alimentarles es inmoral” agregó.