Edición genética de precisión: la nueva frontera para una agricultura sostenible

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La biotecnología busca crear cultivos capaces de resistir sequías y estrés climático en un planeta cada vez más cálido


Redacción Mundo Agropecuario BET

A medida que el planeta se calienta y los patrones climáticos se vuelven más extremos, la agricultura enfrenta uno de los mayores desafíos de su historia: alimentar a una población mundial en crecimiento con menos agua, menos tierra fértil y condiciones cada vez más impredecibles. En este contexto, la ingeniería genética de precisión se perfila como una herramienta fundamental para construir un futuro agrícola sostenible.

Un reciente análisis científico plantea una pregunta crucial: ¿podemos modificar genéticamente los cultivos para adaptarlos al cambio climático y garantizar la seguridad alimentaria global? La respuesta, según los investigadores, es cada vez más afirmativa.

La urgencia de una nueva revolución verde

Las prácticas agrícolas tradicionales están llegando a su límite. El incremento de las temperaturas, las sequías prolongadas y las inundaciones recurrentes están reduciendo el rendimiento de cultivos básicos como el trigo, el maíz, el arroz y la soja. Se estima que, sin una transformación profunda, la productividad agrícola global podría disminuir hasta un 25 % en las próximas décadas, afectando sobre todo a las regiones tropicales y subtropicales.

Ante este panorama, la ciencia apuesta por una segunda “revolución verde”, impulsada por la biotecnología y la edición genética. A diferencia de las modificaciones genéticas convencionales de finales del siglo XX —que introducían genes externos de otras especies—, las técnicas actuales como CRISPR-Cas permiten editar el propio ADN del cultivo con una precisión sin precedentes.

Esta capacidad abre la puerta a crear variedades más resistentes a la sequía, tolerantes al calor, adaptadas a suelos salinos o con mejor eficiencia en el uso del agua y los nutrientes.

Cómo funciona la edición genética de precisión

La tecnología CRISPR-Cas9 y sus variantes actúan como unas “tijeras moleculares” que permiten cortar, eliminar o modificar fragmentos específicos del ADN. A diferencia de los transgénicos clásicos, no necesariamente añaden material genético externo, sino que optimizan los genes ya presentes en la planta.

Por ejemplo, los investigadores pueden activar genes que mejoran la tolerancia al estrés hídrico o suprimir aquellos que hacen que la planta pierda agua innecesariamente. También pueden ajustar la producción de proteínas que regulan la fotosíntesis o la eficiencia metabólica bajo altas temperaturas.

Este enfoque ofrece ventajas significativas: mayor rapidez en el desarrollo de nuevas variedades, menor costo y menos controversia social que los organismos genéticamente modificados tradicionales, dado que en muchos casos no implican la incorporación de ADN foráneo.

Cultivos inteligentes frente al cambio climático

Ya existen ejemplos concretos de los avances en este campo. Investigadores de distintos países han logrado desarrollar variedades de arroz que mantienen su rendimiento bajo condiciones de sequía, trigo más eficiente en el uso del nitrógeno, y maíz que resiste mejor las olas de calor.

Además, se está explorando la posibilidad de crear plantas que capten y almacenen carbono con mayor eficacia, lo que podría contribuir también a mitigar el cambio climático. Estos “cultivos de doble impacto” no solo producirían alimentos, sino que ayudarían a reducir las concentraciones de CO₂ atmosférico.

En regiones donde el agua es escasa o las temperaturas son extremas —como África subsahariana, América Latina y el sur de Asia—, estas innovaciones podrían marcar la diferencia entre la seguridad alimentaria y la escasez crónica.

Ética, regulación y aceptación pública

Pese a sus ventajas, la edición genética de precisión enfrenta desafíos éticos y regulatorios. Muchos países aún no cuentan con marcos legales claros para distinguir entre plantas editadas genéticamente y organismos transgénicos. En algunos casos, las regulaciones tratan ambos procesos por igual, lo que retrasa la llegada de nuevas tecnologías al campo.

Los científicos insisten en la necesidad de transparencia y comunicación con la sociedad. Aseguran que la edición genética no busca reemplazar la agricultura tradicional, sino complementarla con herramientas que permitan producir más con menos impacto ambiental.

También subrayan la importancia de combinar la innovación biotecnológica con prácticas sostenibles como la rotación de cultivos, la agroecología y el uso racional del agua. La tecnología, señalan, solo será verdaderamente transformadora si se integra en sistemas agrícolas resilientes y equitativos.

América Latina: un potencial biotecnológico emergente

América Latina tiene una posición estratégica en este escenario. Países como Brasil, Argentina, México y Chile ya cuentan con centros de investigación que aplican técnicas de edición genética a cultivos clave como el maíz, la caña de azúcar, la soja y el trigo.

La región posee una de las mayores biodiversidades del planeta, un recurso genético invaluable para la mejora de especies agrícolas. Si se combina esta riqueza biológica con políticas de innovación y marcos normativos flexibles, América Latina podría liderar la nueva generación de cultivos climáticamente inteligentes.

No obstante, el reto está en garantizar que estas tecnologías sean accesibles para los pequeños productores. La brecha tecnológica y el costo inicial de adopción pueden dejar atrás a comunidades rurales si no se acompañan de programas de capacitación y apoyo técnico.

Un futuro cultivado con ciencia y responsabilidad

El desarrollo de cultivos adaptados al cambio climático no es una opción, sino una necesidad. Con el crecimiento poblacional proyectado y el deterioro de los ecosistemas agrícolas, la humanidad necesita aumentar la productividad sin agotar los recursos naturales.

La edición genética de precisión ofrece una vía para lograrlo: producir más alimentos en menos superficie, reducir el uso de fertilizantes y pesticidas, y mejorar la resiliencia de los cultivos frente a condiciones climáticas extremas.

Sin embargo, el éxito dependerá de un equilibrio entre innovación y precaución. La biotecnología agrícola debe avanzar bajo principios de sostenibilidad, equidad y transparencia, priorizando el bienestar humano y ambiental por encima de los intereses comerciales.

En palabras de los investigadores, “la biología molecular no es el enemigo del campo, sino su aliada más poderosa frente a un futuro climático incierto”. La clave está en usar la ciencia para empoderar al agricultor, no para reemplazarlo.


Referencias
Phys.org. “Precision genetic engineering: a future for sustainable agriculture.” Noviembre de 2025. Disponible en: https://phys.org/news/2025-11-precision-genetic-future-sustainable-agriculture.html