Un estudio desarrollado por el Grupo de Investigación en Ecofisiología y Biotecnología de la Universitat Jaume I de Castelló (UJI) sienta las bases para conseguir cultivos más resistentes a los estreses climáticos combinados.
Las conclusiones de este estudio se han publicado recientemente en la revista Physiologia Plantarum.
El equipo coordinado por el catedrático Aurelio Gómez Cadenas, del Departamento de Ciencias Agrarias y del Medio Natural, ha logrado averiguar los mecanismos esenciales para obtener plantas de interés agronómico con mayor capacidad para hacer frente a variables ambientales vinculadas con el cambio climático como el incremento de las temperaturas, una irradiación solar más elevada, sequía por la falta de lluvias, inundaciones, e incluso, contaminación.
De hecho, esta investigación sobre mejora genética forma parte de la tesis doctoral desarrollada por Damián Balfagón y dirigida conjuntamente por Aurelio Gómez y Sara I. Zandalinas. Balfagón ha estudiado el efecto de la incidencia simultánea de diferentes estreses ambientales sobre plantas modelo y cultivos de interés agronómico. Como resultado, “se han propuesto nuevas vías para la mejora de cultivos y la obtención de variedades más resistentes a las combinaciones de estreses”, comenta el investigador, quien defenderá su tesis mañana viernes en la Escuela Superior de Tecnología y Ciencias Experimentales (ESTCE).
Los investigadores de la UJI explican que las plantas en la naturaleza se pueden enfrentan a numerosas condiciones ambientales que son adversas para su crecimiento óptimo, como pueden ser plagas, sequía, altas o bajas temperaturas, contaminación, inundaciones, etc. Además, como subraya Aurelio Gómez Cadenas, en la mayoría de las ocasiones estos factores de estrés ocurren de manera simultánea. En consecuencia “se crea una nueva situación para la planta diferente y mucho más compleja que la que provocan los estreses de forma aislada”, apunta. Sin embargo, «la mayoría de las investigaciones se han centrado en el estudio del efecto sobre la planta de una única condición de estrés, lo que nos ha dado una visión incompleta o equivocada de lo que ocurre en los cultivos», argumenta el catedrático de la UJI.
Las altas temperaturas afectan negativamente a procesos clave en la fisiología de las plantas como la fotosíntesis, la absorción de carbono o el desarrollo de los órganos reproductores. Otros factores abióticos; como pueden ser la sequía, inundación, contaminación o la alta irradiación solar; en combinación con las altas temperaturas pueden exacerbar el daño producido en las plantas y aumentar las pérdidas de la producción agrícola.
Artículo completo en la página web del UJI.