En algún lugar del Medio Oeste de Estados Unidos, varios restaurantes están friendo o aderezando alimentos con aceite de granos de soya editada genéticamente. Eso afirma la compañía que elabora el aceite, el cual representaría el primer uso comercial de un alimento editado genéticamente en el país.
Calyxt, la empresa que desarrolló la soya editada, dijo que no puede revelar a su primer cliente por razones competitivas, pero el CEO Jim Blome afirma que el aceite está «en uso y se está consumiendo».
La compañía con sede en Minnesota espera que el anuncio aliente el interés de la industria alimentaria en el aceite, que proviene de un grano de soya alto en ácido oleico y libre de grasas trans, y además, tendría una vida útil más larga que otros aceites de soya según afirma la empresa. Aún está por verse si aumenta su demanda, pero la transición de este aceite al suministro de alimentos señala el potencial de la edición genética para alterar los alimentos sin la controversia que ronda a los organismos modificados genéticamente (OGMs) o también conocido como transgénicos.
Entre los otros cultivos editados genéticamente que se están explorando se encuentran hongos que no se ponen negros, trigo alto en fibra, tomates más productivos, canola tolerante a herbicidas y arroz que no absorbe la contaminación del suelo a medida que crece.
A diferencia de los transgénicos tradicionales, que se desarrollan mediante la inserción de ADN de otros organismos, la edición de genes permite a los científicos alterar las características del cultivo eliminando o copiando genes específicos (del mismo cultivo) en laboratorio. Las empresas nuevas, incluyendo Calyxt, dicen que sus cultivos no califican como OGMs porque, en teoría, lo que están haciendo podría lograrse con mejoramiento tradicional como cruce o mutagénesis.
Hasta el momento, las autoridades reguladoras de los Estados Unidos han acordado y dicho que varios cultivos en desarrollo con edición genética no requieren una supervisión especial. Esto es parte de por qué las empresas ven un gran potencial para los cultivos editados genéticamente.
Ya, la mayoría del maíz y la soya que se cultivan en los Estados Unidos son transgénicos (tolerantes a los herbicidas y resistentes a insectos). La semana pasada, los reguladores superaron un obstáculo que impedía el uso comercial del salmón genéticamente modificado (GM) para crecimiento más rápido. El pez es el primer animal modificado genéticamente (por transgenia) aprobado para consumo humano en los Estados Unidos.
Aunque los reguladores y la comunidad científica concuerdan en que los OGMs son seguros, las preocupaciones por la salud y el medio ambiente por parte de consumidores y ONGs han persistido, y las compañías pronto tendrán que revelar cuando los productos tienen ingredientes derivados de la «bioingeniería».
Calyxt dice que su aceite no califica como un OGM. El aceite está hecho de granos de soya con dos genes inactivados (es decir, silenciados) para producir más grasas saludables para el corazón y sin grasas trans. La compañía dice que el aceite también tiene una vida útil más larga, lo que podría reducir los costos para los fabricantes de alimentos o dar como resultado productos más duraderos.
Los aceites de soya se vieron afectados cuando los reguladores se movieron para prohibir los aceites con grasas trans. Otros aceites de soya sin grasa trans han estado disponibles en los últimos años, pero a la industria le ha resultado difícil recuperar a los fabricantes de alimentos que ya han cambiado a aceites diferentes, dijo John Motter, ex presidente de la Junta de Soya de los Estados Unidos.
Calyxt dijo que el primer cliente es una compañía en el medio oeste con múltiples restaurantes y ubicaciones de servicio de comidas, como edificios con cafeterías. Dijo que el cliente lo está usando en aderezos y salsas para freír, pero no especificó si los beneficios del aceite se están comunicando a los comensales.
Calyxt está trabajando en otros cultivos editados genéticamente que, según afirma, tienen un tiempo de investigación y desarrollo más rápido que los transgénicos convencionales, que requieren estudios regulatorios previos a la comercialización. Pero Tom Adams, director general de la compañía de biotecnología Pairwise, dijo que la supervisión de los alimentos editados genéticamente podría ser más estricta si cambia la actitud del público.
«Nunca se debe pensar que la regulación está establecida», dijo Adams. Pairwise se ha asociado con Bayer en el desarrollo de cultivos editados genéticamente.
Las opiniones sobre la edición de genes también varían en algunas industrias y organismos reguladores. La «Junta Nacional de Normas Orgánicas» dijo que los alimentos hechos con edición de genes no pueden calificar como orgánicos (aunque personajes clave de la agricultura orgánica defienden su inclusión en tal sistema agrícola). Y el año pasado, el tribunal de la Unión Europea dijo que los alimentos desarrollados con edición genética deberían estar sujetos a las mismas reglas que los transgénicos convencionales, algo que fue criticado por los principales organismos científicos y técnicos de Europa.
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