En 2017 se dio a conocer que se había secuenciado el genoma de la Quinoa en un proyecto que reunió a 33 investigadores de cuatro continentes.
Ahora, los investigadores de la Universidad Brigham Young (BYU), quienes participaron en esa secuenciación inicial, han utilizado este conocimiento para producir híbridos de Quinoa que son más tolerantes al estrés abiótico.
El equipo de investigación de BYU pudo desarrollar nuevos híbridos de Qunioa más tolerantes al calor, más tolerantes a la sal y que son capaces de sobrevivir mejor en condiciones muy secas. Lo han logrado utilizando la información que obtuvieron previamente de la secuenciación del genoma de esta planta. Su objetivo era mejorar el estado nutricional de las poblaciones de los países en desarrollo.
El equipo de BYU, junto con varias instituciones asociadas, realizó ensayos de campo con la Quinoa híbrida en Marruecos, donde se cultivaron en varios campos. Los investigadores recolectaron los granos y los cocinaron en cuscús, demostrando que además de la resistencia obtenida las propiedades del grano eran las mismas.
Según avanza el cambio climático los suelos de todo el mundo se están volviendo menos fértiles y más desérticos, y cada vez es más difícil para los agricultores cultivar cultivos básicos. Tal vez por eso a la Quinua se la conoce como “el grano milagroso”. Y es que la pequeña semilla circular no solo es rica en proteínas, fibra dietética y vitaminas B, sino que las variedades del cultivo como las que se están desarrollando en BYU también pueden crecer en casi cualquier lugar: suelos salados, suelos secos, grandes altitudes.
“Nuestro objetivo es mejorar el estado nutricional de las poblaciones del mundo en desarrollo”, ha explicado Rick Jellen, profesor de Ciencias de la Flora y la Vida Silvestre de BYU y experto en la Quinoa. “Estamos en una encrucijada y necesitamos cultivos que sean más productivos y resilientes. Es por eso que estamos tan comprometidos en alentar a las pequeñas comunidades agrícolas a comenzar a cultivar Quinua”.