Tableros hechos de residuos arroz buscan disminuir uso de madera



La cascarilla y el tamo producidos en el municipio de Prado (Tolima) tendrían un mejor destino si con estos residuos del arroz se fabrican tableros, según una propuesta de estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL).



“Con este producto –hecho a partir de desechos– se quiere reducir la tala de árboles para generar estos materiales, e idealmente reemplazar la madera” explica la estudiante Lina María Gil Rodríguez, de Ingeniería Agrícola de la UNAL.

Innovarroz es un proyecto ideado por estudiantes de Ingeniería y Diseño de la UNAL Sede Bogotá, quienes buscaron un desarrollo que aproveche 100 % de los residuos (tamo) y la cascarilla para generar una alternativa de emprendimiento ambiental y económicamente sostenible para este municipio.

Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), de 1.976.520 toneladas de desechos de arroz que se produjeron en el segundo semestre de 2019 en el país, 362.484 corresponden al Tolima, lo cual lo convierte en el tercer departamento productor de este sector en Colombia.

De dicha cantidad, 35.750 toneladas son de tamo y 3.217, de cascarilla. Por lo general estos desechos se incineran generando polución y afectaciones a la población, o se usan como abono, causando liberación de metano con su descomposición.

“Esta es una problemática para el productor, pues si no sabe cómo aprovecharlo, no le da un manejo óptimo; por otro lado, los pobladores no son conscientes de los efectos que tiene la quema de cascarilla, pues puede generar y acentuar afectaciones respiratorias de salud como asma, alergias o problemas respiratorios agudos” explica el estudiante Julián Ernesto Espejo Salamanca, de Diseño Industrial.

Versátiles en uso y fabricación

Innovarroz propone crear un tablero que, por sus características de composición química, casi en lo único que se diferencia del aglomerado es en la disposición de las fibras internas. Esto permite que su producción –dentro de la industria de este material– sea una alternativa sostenible.

Dicho material permite diversos usos y aplicaciones: inicialmente se plantea como un aislante acústico, por las propiedades de la cascarilla; sin embargo, el equipo interdisciplinar también contempla que los tableros se puedan usar para implementos de la industria apícola –de crecimiento en el Tolima– y para el desarrollo de mobiliarios o productos para la agricultura.

El proceso con la cascarilla y tamo del arroz contempla secado, apropiación del tamaño, etapa de remojo, desfibrado, separación de fibras, mezcla con resina, una etapa de pre formación, prensado y lijado del material para darle los últimos ajustes.

Teniendo en cuenta las proporciones propuestas por la literatura abordada por el equipo (10 % de resina, 15 % de almidón y 75 % de material vegetal), la proporción de cascarilla se distribuyó en dos combinaciones: 25 % de cascarilla en un caso y 50 % en el otro, con el fin de encontrar las mejores características.

Para desarrollar los tableros se debe importar una planta que cuente con maquinaria diseñada específicamente para trabajar con estos residuos, desde su recolección hasta la elaboración final del tablero, lo que implica una inversión monetaria importante.

Para reducir este costo también se puede adaptar la maquinaria nacional o simplificar la planta a unas pocas máquinas, pero su capacidad disminuiría, por lo que habría que involucrar operaciones más artesanales, explica el estudiante Luis Enrique Zambrano, de Ingeniería Química.

Economía circular

El equipo planteó esta solución puntualmente para la finca autosostenible La Ceiba, “el señor Ricardo Montaña, representante de la finca, presentó el problema a solucionar, que se centra en la utilización de los residuos de arroz, y después de varios análisis, nosotros vimos una opción viable para estos” comentó la estudiante Gil.

Dicha solución tiene en cuenta el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 12, el cual refiere a la producción y el consumo sostenible.

El inadecuado manejo de los residuos, sumado a faltas de oportunidades en la región, impide el desarrollo de todo su potencial en esta industria; con este tipo de innovaciones se podría aprovechar el 100 % de la producción y potencialmente usar el producto para los mismos beneficios de la finca.

“Además de los beneficios para el ambiente, se estaría generando empleo y otra posibilidad de mercado y de ganancias a los productores arroceros” agregó el estudiante Espejo.