La llamada mosca mexicana de la fruta, Anastrepha ludens, es un insecto que propicia grandes pérdidas a agricultores de todo el país, principalmente a productores de cítricos y mango.
Para dimensionar la magnitud del daño, hay que considerar que una sola hembra puede infestar centenas de frutos a lo largo de su vida, además de que propicia la entrada de diversos organismos que provocan la putrefacción temprana de los infestados.
Actualmente existen métodos para el control del insecto mediante la fumigación de plantíos, pero resultan muy costosos, y los insecticidas en una semana pierden su potencia y deben ser aplicados nuevamente. Asimismo, existen trampas que capturan a la mosca y la imposibilitan para hacer contacto con el fruto. No obstante, las medidas no son suficientes, por lo que investigadores de la Universidad Veracruzana (UV) innovaron un dispositivo que ha mostrado importantes resultados y ha dado pie a una patente para la institución.
Se trata de una trampa con un dispositivo similar a un bebedero de aves que vierte un insecticida a lo largo de 42 días y que funciona bajo el principio del barómetro de Torricelli donde el flujo circula de acuerdo a la fuerza de gravedad; fue ideado por los investigadores Francisco Díaz Fleischer y Diana Pérez Staples, del Instituto de Biotecnología y Ecología Aplicada (Inbioteca) de la UV.
El doctor Díaz Fleischer explica que las trampas conocidas emplean insecticidas “cebos” para atraer a la mosca de la fruta, pero en las trampas que circulan en el mercado tienen un efecto de corto tiempo, por lo que no brindan buenos resultados o no son específicas y también atraen a otros insectos benéficos.
El cebo en las trampas que existen tiene un efecto de una semana pero también enfrentan el problema del vertido al terreno con su posible contaminación. Ante ello, la opción fue alargar la vida útil del producto y se realizaron prototipos de trampas en el Inbioteca para conocer su comportamiento utilizando insecticidas convencionales. Una vez determinada la curva de actividad mejoramos el diseño y realizamos los trámites de patente, la cual obtuvimos al inicio de 2018, puntualiza el doctor en ciencias en Ecología y Manejo de Recursos Naturales.
A su vez, la doctora Pérez Staples refiere que en campo hicieron pruebas en varias hectáreas de huertas de mango y los resultados fueron muy alentadores.
“Seguimos optimizando el prototipo base con diferentes plásticos. Una de las bondades es que puede funcionar con cebos más específicos para Anastrepha ludens, es decir, hay pocas capturas de otros insectos que no son plagas, como abejas entre otros”, hace hincapié la experta en fisiología y comportamiento sexual de insectos plaga.
La trampa incluye elementos atrayentes, pues tras estudios específicos se sabe que la mosca se siente más atraída por recipientes esféricos de colores verdes y amarillas, pues asemejan a los frutos que parasita.
El dispositivo, en cuyo diseño también participaron estudiantes de la UV, está siendo probado para proteger de la mosca a frutas como guayaba, zapote y ciruela. Sin duda se trata de un dispositivo con enorme potencial comercial. (Agencia ID)
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