Investigadores dirigidos por Zachary Lippman en el Instituto Médico Howard Hughes (HHMI) en Estados Unidos han identificado mutaciones que han permanecido ocultas durante mucho tiempo dentro del genomas de 100 variedades de tomates………
Investigadores dirigidos por Zachary Lippman en el Instituto Médico Howard Hughes (HHMI) en Estados Unidos han identificado mutaciones que han permanecido ocultas durante mucho tiempo dentro del genomas de 100 variedades de tomates, incluida una planta silvestre de bayas de naranja de las Islas Galápagos, así como variedades usadas habitualmente en salsas de tomate. Este análisis es la evaluación más completa de esas mutaciones, que alteran secciones largas de ADN, para cualquier planta y podría conducir a la creación de nuevas variedades de tomate y la mejora de las existentes.
Lippman ha explicado que bastantes de las mutaciones que su equipo ha identificado alteran características clave, como el sabor y el peso. Además, estudiaron mutaciones que son mucho más grandes de lo que los científicos suelen estudiar. Dichas mutaciones, llamadas variaciones estructurales, modifican la estructura del ADN copiando, eliminando, insertando o moviendo secciones largas de ADN a otras partes del genoma. El equipo de investigación no solo encontró estas mutaciones en el tomate y sus parientes silvestres, sino que también determinó cómo funcionan dentro de las plantas.
El estudio, realizado en colaboración con Michael Schatz en la Universidad Johns Hopkins y otros, identificó más de 200.000 mutaciones estructurales en tomates usando una técnica llamada secuenciación de lectura larga. La mayoría de las mutaciones que encontraron no cambian los genes que codifican los rasgos, pero muchas de estas mutaciones alteran los mecanismos que controlan la actividad de los genes. Uno de esos genes, por ejemplo, controla el tamaño del fruto del tomate. Al modificar la estructura del ADN, el equipo de Lippman pudo alterar la producción de fruta. Las plantas que carecen del gen nunca produjeron fruta, mientras que las plantas con tres copias del gen hicieron la fruta un 30 por ciento más grande que aquellas con una sola copia. El equipo de Lippman también mostró cómo la estructura del ADN puede influir en los rasgos.
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