La vida se abre paso, decía el protagonista de Jurassic Park y el pez asesino del Golfo (Fundulus grandis) parece darle la razón. De acuerdo a una investigación publicada en Science, estos peces de 15 centímetros han aprendido a sobrevivir en ambientes tóxicos debido a su capacidad de tomar genes de sus resistentes parientes.
Este curioso pez vive en estuarios altamente contaminados alrededor del Golfo de México. Sin embargo, sobrevive a los niveles de hidrocarburos aromáticos halogenados y policíclicos tóxicos (HAH y HAP) que causan deformidades letales en otros animales porque han desarrollado resistencia en menos de 60 años.
La rápida evolución
Para descubrir cómo lo hicieron, Elias Oziolor, de la Universidad de Baylor, en Texas, y sus colegas compararon los genomas de los peces más resistentes con los de las áreas menos contaminadas. Encontraron que muchas de las variantes genéticas que confieren resistencia provienen de una especie relacionada, el pez asesino atlántico (Fundus heteroclitus), una especie sorprendentemente resistente que ha desarrollado resistencia a muchos contaminantes.
Lo curioso es que los F. heteroclitus normalmente viven a lo largo de la costa atlántica, y la población más cercana al Golfo de México está a 2500 kilómetros de distancia, en Florida. El equipo cree que algunos fueron llevados al Canal de Navegación de Houston, posiblemente en el agua de lastre de las embarcaciones, donde se aparearon con los del Golfo de México.
Ahora, aunque la evolución puede ocurrir muy rápido, requiere mucha variación genética para que la selección natural actúe. Al parecer, los peces del Golfo no albergaron suficiente variación entre sí, pero fueron salvados por genes introducidos por hibridación.
La hibridación y sus riesgos
Debido a que muchas especies amenazadas han perdido su diversidad genética justo cuando la necesitan para adaptarse a un mundo cambiante, algunos biólogos han sugerido que deberíamos hibridar deliberadamente las especies para proporcionar más diversidad. Sin embargo, esto es controvertido porque la hibridación también puede conducir a una pérdida de diversidad.
“A pesar de su potencial para contribuir a la diversidad, la hibridación conlleva riesgos e incluso puede amenazar a las especies con la extinción”, escribe Karin Pfennig, de la Universidad de Carolina del Norte, en un artículo que acompaña la investigación. “Para guiar los esfuerzos de conservación, los científicos deben aclarar las condiciones en las que la hibridación disminuye en lugar de mejorar la biodiversidad en un mundo que cambia rápidamente”, añade.
La pérdida de nitrógeno en la escorrentía agrícola alrededor de la cuenca del río Misisipi se ha estado vertiendo de forma constante hacia el golfo de México desde hace décadas. Este vertido ha creado una enorme zona muerta privada de oxígeno, y aunque desapareciese este vertido de agua hacia el golfo, el área no se recuperaría hasta después de 30 años.
Fuente: nmas1.org
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