El proceso para obtener un extracto de células de esta fruta y sus metabolitos, con bioactividad comprobada contra ciertas células de cáncer, recibió patente de invención de la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC)
UNAL/DICYT La producción de dicho extracto empezó hace alrededor de diez años, a partir de observaciones e información de que el borojó –que se cultiva especialmente en el Pacífico- tendría moléculas útiles para tratar ciertas células de cáncer.
“En trabajos con estudiantes obtuvimos unas células en suspensión, de las cuales se obtuvo una biomasa y de esta un extracto en el que se vio su posible efecto en algunas células cancerosas”, explicó el profesor Rodrigo Alberto Hoyos, biólogo, magíster y doctor en Biotecnología Vegetal, uno de los creadores del proceso junto con el docente Fernando Orozco Sánchez, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín.
Su invención consiste en un procedimiento para producir por medios biotecnológicos células de borojó y un extracto con potencial medicinal en el tratamiento de ciertas células cancerosas.
En desarrollo del proceso se obtuvieron callos (masa de células somáticas de una planta adulta) de color cremoso y buena apariencia friable (desmenuzable), que permiten obtener y caracterizar suspensiones de alta densidad celular, las cuales contienen metabolitos (sustancia producida durante el metabolismo) secundarios con actividad citotóxica selectiva contra células tumorales y cancerosas sin afectar las normales.
Tradicionalmente se han encontrado en extractos y en partes de la planta cultivadas en el campo, ciertas actividades antimicrobianas, y algunas comunidades han usado el borojó para embalsamar cuerpos.
“Científicamente se ha encontrado que estas aplicaciones tradicionales sí tienen actividades antibacterianas y potencial medicinal”, afirmó el profesor Orozco.
Producción biotecnológica
Ambos docentes trabajaron la biomasa obtenida en biorreactores, en los que se hizo el proceso de cultivo y extracción de los metabolitos. “Eso fue lo que se patentó: el proceso de cultivo de las células llevadas a callos in vitro y a suspensiones celulares de las cuales se extrajeron los metabolitos y se hicieron pruebas para determinar qué tanto afectan las células cancerosas”, agregó el profesor Hoyos.
Explicó además que “el invento consiste en una producción biotecnológica de la biomasa de borojó sin depender de los cultivos en el campo, lo que se constituye en un punto de partida para continuar el desarrollo. Todavía no está en la etapa de comercialización porque se deben identificar esas moléculas bioactivas, purificarlas, y si logramos extrapolar los ensayos de laboratorio en una investigación podríamos desarrollar una sustancia medicinal”.
El profesor Orozco indica que “en época de cambio climático y de necesidad de conservar el medioambiente, con esta invención tenemos la posibilidad de producir, por medios biotecnológicos, células de borojó, un material que nos permite obtener el extracto con bioactividad sobre células cancerosas y actividades antibacterianas”.
Agrega que ya están en capacidad de producir biomasa o células de borojó en un recinto cerrado por medios biotecnológicos sin depender de las plantaciones en el campo: “eso es muy importante porque mientras menos presionemos la tierra y menos expandamos nuestra frontera agrícola, mejor vamos a contribuir a proteger el medioambiente”.
El docente señala que la patente protege la invención del extracto obtenido con ciertos solventes químicos: “si sabemos que tiene bioactividad, entonces vamos en un punto intermedio de la investigación y es una motivación para avanzar hacia un probable desarrollo de productos medicinales”.
“Es una biotecnología desarrollada en la UNAL que protegemos con la patente, pero todavía no tenemos un producto comercial”, aclaró.
En ese sentido, advirtió que no se puede afirmar que el consumo de borojó o del extracto obtenido cure a los pacientes de cáncer, porque aún falta investigación para desarrollar un medicamento que aproveche el extracto.
“Le estamos apuntando al desarrollo biotecnológico del país para no depender tanto de materiales básicos primarios como minerales y productos agrícolas que no tienen mucho valor agregado; aquí le estaríamos dando un valor agregado a nuestros recursos biológicos, en este caso una planta nativa como el borojó, pero todavía tenemos mucho por delante”, aseguró el profesor.
Y el profesor Hoyos agregó que el borojó se puede aprovechar para generar potenciales moléculas que se pueden utilizar en la industria, en la alimentación o en la medicina.