Con esta técnica, que permite “editar” o “corregir” el material genético de cualquier célula, se ha conseguido obtener alimentos más nutritivos, aromáticos, duraderos y ricos, e incluso resistentes a plagas, con alta precisión y en menor tiempo.
El método de edición genómica, descubierto por las científicas Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna, ganadoras del Nobel de Química 2020, cobra relevancia a propósito de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27) que se realiza en Sharm el Seij (Egipto), en la cual jefes de Estado, expertos y activistas discuten propuestas que permitan afrontar el hambre y la crisis climática.
Durante el Congreso Nacional de Semillas, realizado en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, académicos coincidieron en señalar que CRISPR-Cas9 permite realizar ajustes o mejoras en el ADN de animales, plantas y microorganismos de manera precisa y dirigida para que tengan mejores adaptaciones al cambio climático y para que el agricultor optimice y obtenga más rendimientos en costos y producción.
“Esta tecnología es asombrosamente sencilla, es un paso dentro de una cadena de innovaciones tecnológicas que impactarán al mundo y podrían reemplazar la transgénesis, ya que optimiza los tiempos y los costos en la producción de nuevas variedades” señala el profesor Carlos Iván Cardozo, de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UNAL Sede Palmira.
Explica además que “la diferencia entre esta técnica con los organismos genéticamente modificados (OGM) o la transgénesis se revela en tiempos y costos asociados con el desarrollo de nuevas variedades y uso de insecticidas”.
“En el caso de la transgénesis, se inserta un gen externo y el proceso para sacar una nueva variedad puede tomar años, mientras que con la técnica CRISPR-Cas9se edita o corrige el genoma en menor tiempo”.
Por su parte el profesor Carlos Muñoz, de la misma Facultad y experto en agricultura de precisión, precisó que “esta técnica permite una mejora en precios y rendimientos que favorece al productor, además de mitigar los efectos ambientales, pues con ella se aplica menos insecticidas”.
Según el profesor Alejandro Hernández, del Tecnológico de Costa Rica, se trata de “mejoramiento clásico acelerado, una técnica que se origina ante la urgente necesidad de producir alimentos frente al crecimiento de la población mundial, ya que permite realizar ajustes o mejoras en el ADN de animales, plantas y microorganismos de manera precisa y dirigida para que tengan mejores adaptaciones al cambio climático y para que el agricultor optimice y obtenga más rendimientos en costos y producción”.
Aunque en humanos esta innovación podría curar enfermedades genéticas, su desarrollo ha sido más lento que el registrado en la agricultura, área en la cual se prepara la presentación mundial de los primeros 600 productos desarrollados mediante la técnica CRISPR-Cas9, más resistentes a plagas y regulados por normas de seguridad internacionales.
El investigador recordó que “lo que tradicionalmente hacíamos en el mejoramiento convencional era polinizar las plantas para transferir el carácter de la planta tolerante a sequía, salinidad y virus, a la planta comercial, proceso que ha sido útil, pero el problema es que se tarda mucho tiempo porque se debe limpiar el material de otros genes que disminuyen el rendimiento o no son tan buenos”.
Mediante CRISPR-Cas9 se identifica el carácter de interés a mejorar, luego se desarrolla el diseño con la hebra guía de ARN para encontrar el fragmento de ADN que se quiere “editar o corregir” del genoma, y después en laboratorio se hace el ajuste en las plantas, y luego estas se llevan a campo.
“Este proceso puede tomar dos años en la selección, el diseño y la puesta en marcha, frente a 15 o hasta 50 años usando el método tradicional”.
Brasil, listo para presentar productos mejorados con CRISPR-Cas9
En Latinoamérica, Brasil ya tiene lista para comercializar caña de azúcar, soya y microorganismos para producir levadura, mientras que en Colombia la delantera la lleva el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) con las líneas editadas del arroz colombiano Llanura 11, en el cual se logró obtener un gen que incrementa 20 % la producción de granos, lo que se traduce en más producto y más ganancias para el agricultor.
En Brasil se desarrollaron dos variedades de caña de azúcar: Flex 1 y Flex 2, en la primera que logra un 12 % más de azúcar, y en la segunda la fibra de la caña es menos dura y permite producir etanol de segunda generación a partir del azúcar de la celulosa.
“En animales el desarrollo de esta innovación genética ha sido más lento debido a que se trata de organismos superiores, sumado a que existe un tema de ética. No obstante, en Brasil ya existen vacas que producen más leche y toleran mejor el estrés del calor, y cerdos resistentes a la fiebre porcina”, explica el profesor Hernández.
Según el académico, en la actualidad también hay insectos importantes para el control de plagas que están siendo mejorados con esta técnica. “Ya hay un desarrollo de macho estéril y algunas mejoras en peces a los que se les ha incrementado su biomasa de manera más veloz”.