El cultivo de un alga chilena puede descontaminar zonas afectadas por derrames de petróleo


Dada su abundancia en las costas y presencia en zonas industriales, el alga conocida en Chile como “lechuga de mar” es objeto de estudio por su capacidad de detoxificar y degradar los hidrocarburos benzopireno y antraceno


USACH/DICYT Un potencial aliado para combatir la contaminación provocada por el derrame de hidrocarburos en zonas como la bahía de Quinteros fue lo que motivó al investigador de la Facultad de Química y Biología Alberto González a estudiar el comportamiento y los mecanismos de la macroalga Ulva lactuca.

“En la primera publicación se presentan los resultados que indican que el alga puede tolerar una concentración muy alta de benzopireno (BAP)”, relató el investigador perteneciente al laboratorio de biotecnología marina, sobre una de sus dos recientes publicaciones.

“Se encontró que en el interior de sus células trabajan potentes mecanismos de tolerancia contra estrés oxidativo generado por BAP mediante la activación de genes de defensa antioxidante, y que además puede removerlo del medio de cultivo en su totalidad en menos de 12 horas”, explicó.

“En la segunda publicación se presentan los resultados del alga expuesta a antraceno (ANT) y se encontró que activa sus mecanismos de defensa antioxidante tal como lo hace contra el BAP, pero a diferencia de la publicación anterior, ahora se observó que el alga puede remover el ANT del medio de cultivo en alrededor de seis horas, y por otro lado es capaz de degradarlo ya que desaparece totalmente de sus tejidos en 48 horas”, comentó González acerca de sus publicaciones, resultado del proyecto Fondecyt de Iniciación 11180189.

Respecto al trabajo de investigación que vendrá en el futuro, apuntó que su intención es ser capaces de “reconstruir las rutas metabólicas que conforman los mecanismos de detoxificación de PAHs” con el fin de promover la conservación y proponer el cultivo de este género de algas en las costas de Chile impactadas por derrames de petróleo y la actividad humana.

Los trabajos, publicados por las revistas Plants y Scientific Reports, cuenta con los autores Alberto González más los investigadores Constanza Vidal, Daniela Espinoza y Alejandra Moenne.