Vodka de CO2 y vino en caja: el futuro verde de las bebidas



El calentamiento global ha desestabilizado la industria de las bebidas alcohólicas… y ahora los procesos deben evolucionar para que nada cambie


En medio de la pandemia de coronavirus, el cambio climático no deja de exigir atención global. Es por eso un movimiento verde está arrasando con el mundo del vino y los licores.

¿Sabías que la bioluminiscencia sintética de las bacterias podría hacer que la iluminación en las bodegas sea más sostenible? ¿O que las destiladoras pueden usar energía solar para crear vodka con poco aire y agua? Estas son algunas de las cosas que se explicaron en un foro sobre vino y cambio climático en Vinexpo París en febrero, antes de que el distanciamiento social se convirtiera en una forma de vida y los viajes aéreos en un recuerdo.

En el Foro de Suelos Vivos de tres días patrocinado por la gigante de la industria Moët Hennessy, se utilizaron bancos hechos de duelas de barril usadas en un gran espacio encerrado por paredes de corcho reciclables, se bebió vino y participaron científicos climáticos internacionales, enólogos y consultores ambientales para discutir el futuro de la multimillonaria industria del vino.

Estos son los aspectos más destacados de los 15 paneles del foro.

La biodiversidad importa

En el centro de la nueva agricultura, se encuentra el “suelo vivo” rico en materia orgánica con nutrientes y agua, y con la diversidad microbiana para proteger las vides contra plagas y enfermedades, en lugar de depender de pesticidas y herbicidas químicos. Aumentar la materia orgánica en un 1 por ciento también puede incrementar en más del doble la capacidad de agua del suelo.

Fomentar la biodiversidad es clave para lograrlo. Nicolas Blain de Reforest’Action en Francia insiste: “El bosque es el futuro”, porque los bosques albergan el 80 por ciento de la biodiversidad terrestre del mundo. Es por eso que Château Anthonic en Burdeos está invirtiendo en agrosilvicultura, plantando árboles entre las vides, como se hacía en el pasado.

Repensar los envases

La próxima vez que quieras comprar una botella de vino súper pesada, piénsalo dos veces. Los envases de vidrio y el transporte de botellas representan aproximadamente dos tercios de la huella de carbono de la industria del vino.

Systembolaget, la cadena de licorerías propiedad del Gobierno de Suecia, ha estado alentando a las bodegas a usar envases sostenibles, según el gerente de compras de la cadena, Johan Lund.

Más del 50 por ciento de sus ventas son para vinos en caja, mucho mejores para el medio ambiente desde la perspectiva del peso y el carbono utilizados en el envío, aunque el impacto de introducir más revestimientos de plástico en lugar de vidrio reciclable plantea otras preguntas.

Incluso las marcas de lujo se están volviendo ecológicas. Mientras que muchas marcas de champán vienen en pesadas cajas de regalo de cartón o madera, Ruinart estrenará nuevos empaques ecológicos a finales de este año. Nueve veces más liviana que una caja elegante, está hecha de papel reciclado, texturizado y moldeado, y se ajusta perfectamente alrededor de una botella de Ruinart como un revestimiento elegante y con estilo.

Transformar las emisiones de carbono

Un panel que presentó formas creativas de capturar las emisiones de dióxido de carbono y transformarlas en productos utilizables sorprendió a todos.

Una botella de Vodka Air Co. (65 dólares) fabricado en Brooklyn, Nueva York, absorbe tanto dióxido de carbono de la atmósfera como ocho árboles completamente desarrollados (alrededor de una libra).

La compañía dice que el uso de energía solar en sus máquinas de captura de carbono convierte a Air Co. en la primera destilería carbono negativo del mundo. La compañía es finalista del NRG Cosia Carbon Xprize de 20 millones de dólares, explicó Nikki Batchelor, directora de operaciones e impacto del premio.

En otros esfuerzos, el castillo de Burdeos Smith Haut Lafitteestá capturando el CO2 liberado en la atmósfera durante la fermentación y convirtiéndolo en bicarbonato de sodio utilizado en su restaurante con estrellas Michelin.

Adaptarse no es una opción

“El aumento de las temperaturas es simplemente la nueva normalidad”, advirtió Angel Hsu, profesor de estudios ambientales en la Universidad Nacional de Yale en Singapur. Los datos climáticos se calculan en un promedio global, y el calentamiento será mucho peor en algunas regiones vinícolas.

“Durante un tiempo, el calentamiento tuvo un efecto positivo en Burdeos, pero ahora tendrá un impacto negativo”, explicó Kees van Leeuwen, profesor de viticultura en Burdeos. “Los vinos tienen niveles más altos de alcohol, y los aromas están cambiando de fruta fresca a fruta cocida. Degustamos el cambio climático en cada vaso”.

Como muchos científicos del vino, ha estado explorando formas de adaptarse modificando las técnicas de viñedo y explotando la diversidad de las uvas para vino, intercambiando variedades conocidas por otras más resistentes.

En el proyecto VitAdapt en el Institut des Sciences de la Vigne et du Vin (ISVV) cerca de Burdeos, su equipo plantó 52 variedades, como tinta cao (de Portugal) y assyrtiko (Grecia), en un viñedo experimental de una hectárea para determinar si son lo suficientemente resistentes como para soportar la sequía, las altas temperaturas y las nuevas enfermedades, a la vez que siguen siendo atractivas para beber.

Ahorrar agua es esencial

Las vides requieren menos agua que muchos cultivos, pero el agua es escasa en algunas regiones vinícolas, y las cosas empeorarán, advirtió Hervé Birnie-Scott, director de fincas en Terrazas de los Andes y Cheval des Andes en Argentina. En Mendoza, el deshielo de los glaciares en los Andes alimenta corrientes que riegan las vides; con la disminución de los glaciares, el caudal del río es la mitad de lo que era hace 20 años. “En el futuro, es posible que tengamos que abandonar los viñedos y las bodegas en áreas históricas donde el agua es escasa”, dijo.

Israel fue el pionero del riego por goteo, una forma de ahorrar agua permitiendo que gotee lentamente hasta las raíces de las plantas, explicó Naty Barak, director de sostenibilidad de Orbia, una empresa con sede en Ciudad de México que incluye una unidad especializada en agricultura de precisión originada en Israel.

Los monitores y sensores digitales permitirán utilizar incluso menos agua, y la reutilización de aguas residuales será común. Fetzer Vineyards, en Mendocino, California, está probando un invento chileno llamado BioFiltro, un proceso de rociado de aguas residuales en contenedores gigantes llenos de lombrices que limpian el agua en cuatro horas.

Como dijo Schaus en su introducción al foro: “Todo tiene que cambiar para que nada cambie”.

Fuente: Bloomberg