Científicos israelíes han identificado un gen clave en la lechuga, el cual fue silenciado mediante edición genética, aumentando los niveles de betacaroteno, ácido ascórbico y zeaxantina, manteniendo apariencia y rendimiento agronómicos normales. Esta investigación abre la puerta al desarrollo de cultivos biofortificados capaces de mejorar la nutrición global.
Hebrew University of Jerusalem.- Un equipo de investigación dirigido por el profesor Alexander Vainstein, de la Facultad Robert H. Smith de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente de la Universidad Hebrea de Jerusalén, ha desarrollado una nueva variedad de lechuga editada con niveles significativamente más altos de vitaminas esenciales y antioxidantes.
Sus hallazgos, publicados en la revista Plant Biotechnology Journal, demuestran cómo la tecnología de edición genética CRISPR puede mejorar el contenido nutricional de la lechuga al aumentar las cantidades de β-caroteno (provitamina A), zeaxantina y ácido ascórbico (vitamina C), convirtiéndola en una opción alimenticia más rica en nutrientes.

Este logro fue posible gracias a la combinación de modificaciones en diferentes vías bioquímicas, lo que permitió a los investigadores mejorar múltiples valores nutricionales simultáneamente en lugar de centrarse en un solo nutriente.
CRISPR, abreviatura de Repeticiones Palindrómicas Cortas Agrupadas y Regularmente Interespaciadas (Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeats), es una herramienta potente y precisa para la edición de ADN. A diferencia de los métodos tradicionales de modificación genética (OGM o transgénico), que introducen ADN de otra especie no compatible, CRISPR permite a los científicos realizar cambios específicos en el código genético de la planta. Esta tecnología permite a los investigadores mejorar características de los cultivos, como el contenido nutricional, la resistencia a enfermedades y la adaptabilidad ambiental, con una eficiencia sin precedentes.
Al modificar genes clave que regulan la producción de vitaminas y antioxidantes, los investigadores lograron aumentar los niveles de β-caroteno 2,7 veces, mejorando su función como precursor de la vitamina A, esencial para la visión, la función inmunitaria y la salud de la piel. La zeaxantina, un importante antioxidante que ayuda a proteger los ojos del daño causado por la luz azul y la degeneración macular asociada a la edad, se incrementó a niveles que no se encuentran habitualmente en la lechuga. Los investigadores también lograron un aumento de 6,9 veces en el ácido ascórbico, comúnmente conocido como vitamina C, que fortalece el sistema inmunitario y mejora la absorción de hierro.
A pesar de estas modificaciones genéticas, la lechuga conservó su crecimiento, apariencia y rendimiento normales, lo que demuestra que su perfil nutricional mejorado no se produce a expensas de su rendimiento agrícola. «La edición genética nos proporciona una capacidad sin precedentes para mejorar la calidad nutricional de los cultivos sin alterar su crecimiento ni su rendimiento», afirmó el profesor Vainstein. «Este estudio supone un paso importante hacia el desarrollo de opciones alimentarias más saludables que puedan ayudar a abordar las deficiencias nutricionales generalizadas en las dietas modernas».
Este avance representa un paso significativo en la lucha contra las deficiencias de micronutrientes, a menudo denominadas «hambre oculta», que afectan a millones de personas en todo el mundo. Mediante la aplicación de técnicas de edición genética de vanguardia, los científicos están desarrollando maneras de mejorar la calidad nutricional de los alimentos cotidianos, haciendo más accesibles las dietas más saludables.
- Fuente: https://phys.org/news/2025-03-gene-lettuce-approach-micronutrient-deficiencies.html
- Estudio: https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/pbi.70018
