Los residuos del aceite de soja pueden generar un producto que mitiga los efectos de la menopausia


Científicos ponen a prueba un método de obtención de una sustancia similar a los estrógenos partiendo de las isoflavonas de los granos. El objetivo es crear un extracto que pueda disminuir las molestias.


AGENCIA FAPESP/DICYT – Prácticamente todo el mundo ha oído alguna vez la máxima de que “comer soja es bueno para la salud de las mujeres”. Durante las últimas décadas se han realizado diversos estudios con base en la observación de que las mujeres orientales, cuya dieta es rica en soja, padecían pocos (o ninguno) de los síntomas referentes a la menopausia que informan las mujeres occidentales: sofocos, insomnio, irritabilidad y depresión, entre otros. Por eso la soja ha venido siendo el blanco hacia el cual se ha dirigido la comunidad científica en la búsqueda de explicaciones al respecto de este fenómeno.

“Las isoflavonas de la soja constituyen importantes fuentes de compuestos bioactivos y pertenecen a un tipo de fitoestrógenos, es decir, sustancias similares a los estrógenos, que pueden aportarle beneficios a la salud. Pero son poco absorbibles por el tracto gastrointestinal, pues normalmente se las encuentra en su forma glucosilada o glicosilada [unidas a la glucosa]. Para que ejerzan sus efectos en la salud, deben ser metabolizadas por los microorganismos de la microbiota intestinal y formar así isoflavonas agliconas [sin glucosa] y sus metabolitos secundarios bioactivos como el equol, que poseen una estructura muy parecida a la de los estrógenos” explica Gabriela Alves Macedo, docente de la Facultad de Ingeniería de Alimentos de la Universidad de Campinas (FEA-Unicamp), en Brasil.

Alvez Macedo es la primera autora de un artículo publicado en la revista científica Foods, y recuerda que el declive de la producción de estrógenos que se observa durante la menopausia es responsable de diversas alteraciones fisiológicas y conductuales en las mujeres. Por eso se estima que los llamados fitoestrógenos como el equol logran minimizar los síntomas indeseables de la menopausia.

“Sucede que no todas las mujeres logran metabolizar las isoflavonas de la soja, pues no todas poseen una microbiota intestinal capaz de hacerlo. Por eso, con la ayuda de colegas, he venido intentando obtener un producto que contenga equol y que por ende pueda beneficiar a las mujeres que no logran metabolizar las isoflavonas.”

En el trabajo recientemente publicado, el equipo mimetizó la microbiota humana a los efectos de entender de qué manera metabolizan los microorganismos las isoflavonas contenidas en el extracto de la soja. De acuerdo con Alves Macedo, es posible también obtener este extracto del residuo de la fabricación del aceite de soja, llamado okara. “De él se logra extraer tanto las proteínas como los compuestos fenólicos. Como ingeniera de alimentos, pienso siempre en esa posibilidad de aprovechar los residuos. No veo en nuestro país otra fuente tan prometedora como la soja para la obtención de este extracto a escala industrial, aunque todos los vegetales ricos en isoflavonas pueden generar eventualmente el equol.”Este trabajo contó con el apoyo de la FAPESP a través de una beca posdoctoral otorgada a Cintia Rabelo e Paiva Caria, segunda autora del artículo.

Mimetismo

El equipo produjo el extracto de soja de manera tal de obtener la concentración inicial de isoflavonas más interesante para la realización del experimento. “El proceso industrial destinado a la obtención del extracto de soja que se emplea en las bebidas que se venden en los supermercados es poco eficiente desde el punto de vista de la extracción de los fenólicos. Se enfoca en las proteínas, pues esas bebidas tienen por objeto servir como fuentes de proteínas no animales.”

Para mimetizar la metabolización de las isoflavonas contenidas en el extracto y obtener el equol, el grupo se valió de diferentes procesos. “En el primero aplicamos enzimas [una mezcla de moléculas, entre las cuales se encuentra la beta-glucosidasa] para extraer la glucosa de las isoflavonas glucosiladas. En ese caso, realizamos una medición posterior para verificar si solamente mediante el uso de enzimas sería posible obtener algún metabolito de interés, aparte de cuantificar las isoflavonas glucosiladas y las agliconas al final del proceso.” Una segunda estrategia consistió en fermentar el extracto con una mezcla de lactobacilos. El grupo inoculó el extracto con bacterias lácticas en anaerobiosis (sin oxígeno) y analizó las isoflavonas antes y después de la fermentación.

En el tercer proceso, se combinó el uso de la enzima y los probióticos. “Tras la acción de la enzima, le inoculé una mezcla de probióticos. La idea en este caso consistió en facilitar el trabajo de los lactobacilos, haciendo la mitad del camino con la enzima en un intento de acelerar el proceso y obtener más metabolitos al final. Verificamos que este proceso combinado funciona efectivamente mejor: las muestras que pasaron por él exhibieron una mayor capacidad antioxidante, más metabolitos de transformación de las isoflavonas y una mejor conversión de isoflavonas glucosiladas en agliconas. La combinación de ambos tratamientos mostró un efecto sinérgico en los productos a base de soja.”

De acuerdo con Alves Macedo, el grupo se preocupó por testear procesos que pudiesen replicarse a nivel industrial. Por eso trabajó con una enzima y una mezcla de probióticos comerciales. “Tenemos que desarrollar cosas que tengan sentido desde el punto de vista tecnológico.”

El efecto y su contraindicación

La investigadora reitera que como el equol es un compuesto muy parecido a los estrógenos, los receptores estrogénicos de los ovarios, del útero y de las mamas no logran detectar la diferencia y perciben la sustancia como si se tratase de hormonas. Como resultado de ello, el organismo no reacciona a la falta de estrógenos (los síntomas de la menopausia), pues cree que están presentes. “Esta es la idea que subyace a la obtención de compuestos que mimeticen a los estrógenos. Estos existen también en las hojas de morera, en el ñame y en otros vegetales. Pero no sé si están más biodisponibles en esas fuentes o si también requieren de algún tipo de transformación para que el organismo los absorba.”

Según Alves Macedo , de acuerdo con el conocimiento existente sobre el tema, el principio de la acción de los fitoestrógenos es el mismo que el de la terapia de reposición hormonal, aunque obviamente en concentraciones mucho menores. “Ya existen productos en el mercado con extracto o leche de soja, incluso algunos recomendados para los síntomas de la menopausia, pero no surten efecto para todo el mundo. Como cada persona posee una microbiota, la idea es concebir un producto ya con fitoestrógenos, sin depender de la metabolización de la microbiota de cada persona, para disminuir los síntomas en general.”

No obstante, las mujeres que padecen cáncer de mama o de ovario y son responsivas a los estrógenos (en los casos en que los tumores se valen de las hormonas para crecer) no pueden hacer reposición hormonal y, por ende, tampoco deben ingerir estos extractos ricos en fitoestrógenos. “Existen también algunos tipos de cáncer de próstata responsivos al estrógeno. Las personas acometidas por estas dolencias no podrán consumir los productos que estamos buscando.”

Los próximos pasos

Alves Macedo explica a su vez que el equol es una molécula con capacidad para constituirse de dos formas: R-equol y S-equol. “Solamente una de ellas es absorbida por el organismo. Pero en el proceso de obtención de metabolitos no logramos separarlas. Por eso fuimos por dos caminos: mediante cromatografía logramos identificar el equol y diferenciarlo de otros metabolitos de interés, pero no hay manera de saber cuál de las dos formas moleculares se encuentra presente, dado que la concentración es sumamente baja. Por eso hemos realizado estudios in vitro con células cancerosas humanas para testear el efecto estrogénico de los extractos obtenidos.”

El equipo de investigadores trata las células con los extractos de soja ya procesados por enzimas y mediante fermentación: si se multiplican aún más, quiere decir que los extractos poseen efecto estrogénico. “En este trabajo publicado en Foods, que no es el primero nuestro sobre el tema, quedaron faltando los datos de las pruebas en células que pretendemos dar a conocer ahora”, adelanta. Pese a ello, de acuerdo con la ingeniera, fue posible comprobar a través de la digestión in vitro simulada que el organismo “guarda” tanto el efecto antioxidante como los beneficios que brindan las isoflavonas.

“Nuestra meta consistía en saber qué proceso era más eficiente en la biotransformación de las isoflavonas. Y también si sería lo suficientemente bueno como para asegurar la disponibilidad del material resultante para su absorción por el organismo. Teóricamente, si logramos simular bien esas digestiones, se concreta un efecto de absorción y los metabolitos circulan en la sangre. De este modo, estimo que estamos cerca de lograr nuestro objetivo. Pretendo obtener un producto de grado alimenticio que beneficie también a aquellas personas que no logran metabolizar las isoflavonas, pero que igualmente padecen los síntomas de la menopausia.”